martes, 2 de abril de 2013

¿Nos influye la pornografía?


Mostrar un cuerpo humano desnudo o semidesnudo, hasta no hace demasiado tiempo era considerado una forma de pornografía y por tanto era denostado. Sin embargo, con el correr del tiempo los tabúes van cayendo y ya nadie se asusta por encontrar hombres o mujeres desnudos en las portadas de revistas o verlos en televisión.
Irina VegaPodría parecer que la exhibición del cuerpo desnudo como forma de pornografía es algo relativamente reciente pero nada más lejos de la realidad. Ejemplo de ello es que en cualquier museo podemos encontrar cuadros que representan, por lo general, mujeres desnudas o semidesnudas. Hoy en día no escandalizan a nadie pero son, quizá, una de las formas más antiguas de pornografía y es que esos cuadros que hoy admiramos en los museos como las obras de arte que son, fueron en su día creados para el disfrute personal de reyes y nobleza, guardados en salas donde quedaran fuera de miradas indiscretas.
La pornografía ha sobrevivido por tanto durante siglos pero ¿qué capacidad tiene para influenciarnos, especialmente a nivel audiovisual? Sobre este tema se han desarrollado diversos estudios y se ha llegado también a diversas conclusiones.
Por un lado están quienes defienden que el porno alimenta las fantasías y contribuye a convertir el sexo en algo natural. También nos encontramos con quien afirma que el porno influye tanto positivamente como negativamente, positivamente porque ha contribuido a romper tabúes y al poner el sexo en el punto de mira, ha contribuido a que se realicen por parte de todos los sectores de la sociedad esfuerzos por mejorar la educación sexual de niños y jóvenes. Sin embargo, resaltan también el aspecto negativo y es que ciertos patrones de las películas porno siguen poniendo a la mujer en una situación de desigualdad respecto al hombre. Esto ha llevado a que surjan nuevas tendencias dentro de la filmografía pornográfica con una mayor capacidad pedagógica tanto para hombres como para mujeres y que arroja mensajes positivos sobre la sexualidad.
Parece por tanto que la pornografía nos influencia mucho más de lo que podíamos pensar a simple vista, aunque parece que más de forma positiva que negativa.

M.J.

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